Extremadura es un lugar idóneo para la observación del cielo estrellado, debido a una contaminación lumínica muy reducida, la escasa densidad de población y la distribución territorial en torno a núcleos pequeños y medianos. Este hecho se une a la gran calidad medioambiental, con más de 60 espacios naturales y 1.500 kilómetros de costa de agua dulce, y a las favorables condiciones meteorológicas de las que se disfruta gran parte del año.
La Playa de Orellana es un estupendo emplazamiento para la observación celeste. Se realizan veladas astronómicas, en las que participan agrupaciones locales como el «Grupo ecologista retama». Se pueden ver los planetas Venus y Júpiter con cuatro de sus lunas, y Marte y Saturno con sus anillos, así como un gran número de constelaciones. Actualmente se está implantando un mirador celeste en la cubierta del Palacio o Castillo de Orellana la Vieja.