Campo [ROSA] de piedras hincadas. Por Greta Crespo.
Siempre que se define un concepto se define su contrario. En esta dualidad, cuando se apuesta por la accesibilidad aparece paralelamente la inaccesibilidad y con ella la arquitectura hostil, una herramienta histórica que soporta una gran cuestión cultural y antropológica. Una de las estrategias más antiguas de este tipo de arquitectura son los campos de piedras hincadas, un elemento urbano utilizado para defender un núcleo de población. El proyecto propone la realización de un campo frisio utilizando un lenguaje que bebe de posturas estéticas postmodernistas y que permite replantearnos ciertos elementos culturales.
El paisaje es un concepto que construimos en relación a la geografía y a la materialidad de la geología que lo conforma y tiene un tiempo profundo en el que sus modificaciones parecen escaparse del tiempo presente. Como territorio construido el paisaje es consecuencia directa de la acción humana, una historia de mercantilización de recursos y de acciones que fracturan el terreno impidiendo la percepción completa del paisaje que queda fragmentado entre barreras, límites, fronteras y zonas hostiles.
Las piedras hincadas pintadas en rosa ponen de manifiesto las contradicciones actuales de nuestra sociedad consumista que mercantiliza cualquier lugar, iniciativa e ideología. El rosa es un color que rezuma inocencia pero que al mismo tiempo esconde los fines más perversos de nuestra sociedad de consumo. Con este proyecto se crea un artificio que cuestiona la naturaleza misma de las definiciones preestablecidas en torno a la accesibilidad, tanto históricamente como apuesta política de nuestra sociedad actual.