En relación a los cultivos, antiguamente había mucho cereal, algo de olivo y mucha huerta en la vega del río. También ganadería ovina y caprina principalmente. La minería tuvo sus momentos con explotaciones de hierro, plomo y plata. Actualmente abundan el olivo y los frutales de regadío. Los árboles aprovechan el sol, como la termosolar instalada en las cercanías de la población. La huerta despareció con el pantano, la ganadería es casi inexistente y cada vez más población enfoca su trabajo hacia el turismo.
Pese a encontrarse Orellana la Vieja a orillas del Guadiana, tiene una altitud bastante considerable de 351 metros, al erigirse en la zona límite del declive que baja hacia el lecho del río. Nos encontramos a pie de una sierra que pertenece a las estribaciones de los Montes de Toledo que corren de Este a Oeste por la franja central de Extremadura, entre los ríos Tajo y Guadiana, por encima prácticamente del límite administrativo de las dos provincias extremeñas. Las unidades del relieve que distinguimos en el término municipal son: Sierra de Pela, La Penillanura y Las Orillas del Guadiana.
En el término municipal de Orellana la Vieja existen cuatro tipos básicos de suelos: entre los suelos poco evolucionados, suelos aluviales; de los suelos con horizonte estructural, tierra parda meridional y xeroranker de erosión sobre pizarras; de los suelos con horizonte textural, suelo pardo mediterráneo sobre pizarras; de los suelos ferruginosos, rotlehm sobre pizarras.
El clima de Orellana la Vieja participa, en general, de las características del clima Mediterráneo. También recibe otras influencias, oceánicas principalmente y un cierto grado de continentalización. El clima Mediterráneo caracterizado por veranos secos y cálidos, mientras que las máximas precipitaciones se registran en invierno, seguido de la primavera y el otoño.
El embalse forma parte de una ZEPA, zona de especial protección para las aves.
Fuente: Ayuntamiento de Orellana la Vieja